La Medicina Integrativa lo que hace es fusionar y aunar los
conocimientos científicos bajo el pluralismo científico. Se basa en
tres pilares fundamentales: medicina convencional, medicinas
complementarias y la participación activa de la persona en su propio
proceso evolutivo. Medicina sólo es una y permite al médico aplicar
sus conocimientos científicos en las diferentes áreas (siempre bajo
criterios de seguridad, calidad y eficacia, con estudios científicos
contrastados, tal y como lo recomienda la Organización Mundial de la
Salud -OMS-).
La
medicina integrativa no utiliza etiquetas, la medicina es una, ha
evolucionado hacia nuevos paradigmas de atención y se basa en la
definición de salud como el estado de bienestar físico, psíquico,
emocional y ambiental -en otras palabras: cómo me afecta el medio
que nos rodea-.
Esta
no es una etiqueta nueva, es tan antigua como Hipócrates y en China
los médicos ya tenían una visión global del enfermo en sus
hospitales. Ello se trasladó en la década de 1990 a Estados Unidos
(EE.UU.) donde surge como una demanda social cada vez más permeable, luego pasó en Europa y actualmente se incluye en muchos sistemas de salud tanto
en Europa como en Latinoamérica; un ejemplo lo vemos en Colombia.
El
término holístico que muchos usan, no se ajusta a lo que es la
medicina convencional o tradicional de occidente con sus tratamientos
y protocolos para tratar las enfermedades. La idea es, por lógica,
aunar las terapias en un paciente. Por ejemplo; si el enfermo está
tomando un antibiótico, darle además un pre y probiótico para
recuperar la flora intestinal tras el tratamiento antibiótico,
corregir la dieta en ese periodo y aumentar las defensas para que
cuando termine el antibiótico el paciente no diga “estoy cansado,
debilitado y con las heces sueltas”, por ejemplo.
El
área de trabajo de la medicina integrativa es, sobre todo, las
enfermedades crónicas y en la prevención para no enfermar.
La
medicina convencional está siempre intentando entender la materia
del ser humano y de los animales, olvidándose de todo lo que a ellos
les rodea y afecta en sus sentidos y sentimientos; buscando siempre
dentro de la materia, comprender las reacciones de los tejidos duros
y blandos para intentar conocer mejor las enfermedades, eso es muy
positivo (conocer la fisiología) pero lo negativo es que cuando se
descubre la causa de lo que provoca la enfermedad en vez de modular
el problema, se intenta bloquear y entonces el organismo tiene que
utilizar otras rutas para poder trabajar.
Es
muy importante tener presente la vix natura medicatrix (el poder
curativo de la naturaleza) como mecanismo autosuficiente y de
regulación para restablecerse por completo, en la medida que sea
posible el proceso.
Un
ejemplo sencillo es la inflamación. Ésta es positiva, se estudia en
primer año de Medicina porque es un proceso natural que permitir que
el sistema inmune llegue con toda su batería e intente resolver el
problema. Los síntomas son rubor, calor, dolor pero estamos muy
habituados a pararla (a bloquear la inflamación), de manera que cada
vez tenemos “menos capacidad de respuesta” en nuestro sistema.
Las
causas de las enfermedades son muchas; para unas estará bien
bloquearlas y con las otras posiblemente sería mejor modularlas pero
esto no se hace, porque no es el concepto científico del paradigma
de lo convencional, de acuerdo a lo que ase prende en la facultad.
Si
buscamos lo que es un ser humano es la mezcla de materia y energía.
Ésta última la medicina convencional no se dedica a tratarla, ni a
investigarla, en una palabra, la ignora. Pero la energía hoy en día
se puede medir con aparatos y se puede equilibrar. Si equilibramos la
energía, con la dieta que necesita el paciente y equilibramos
energética y funcionalmente al organismo, sea con acupuntura,
homeopatía, biorresonancia, etc, conseguimos resultados positivos.
El
trabajo de 30 años en consulta y de ver pacientes crónicos tomando
química para eliminar sus síntomas y luego desintoxicándolos,
cambiando su dieta y equilibrándolos con las citadas técnicas nos
permite confirmar lo que ha llevado a este conocimiento. Hay casos de
personas que están tan intoxicadas que no existe esa fuerza de
regeneración en su organismo y por tanto no vira hacia el alivio.
Eso lo explica muy bien la tabla de la homotoxicología del Dr.
Hering quien fue el alemán que estudió el espacio extracelular y es
de ello lo que estamos hablando.
Lo
que tenemos que tener presente es que debemos formar un equipo con la
medicina convencional, en el que cada individuo es una singularidad,
lo que significa que tenemos diferentes abordajes desde el punto de
vista científico para atender a lo que le está sucediendo en el
ámbito de la enfermedad.
Desde
lo que sería la Acupuntura, acto médico cuya eficacia está
reconocida en más 100 enfermedades por la OMS y que incluso hay
estudios metaanálisis hechos en diferentes países que muestran
evidencias de su eficacia; la Homeopatía, que se dispensa regulada
por la normativa europea; la Medicina Biológica naturista,
reconocida en 1929 como acto médico en España por un Real Decreto
de aquella época y que tiene en cuenta la Fitoterapia, Nutrición,
Dietética, suplementación nutricional (recordar que la nueva
pirámide alimentación ya lo incluye), ejercicio, Oxigenación,
reducción del estrés, descanso adecuado, encarrilamiento de la
flora intestinal y la regulación del espacio extracelular -el
espacio que rodea a nuestras células- al que ya prestó mucha
atención Pasteur -el terreno lo es todo el microbio no es nada-; y
las técnicas mente-cuerpo con reconocida evidencia científica.
Las
técnicas no convencionales más conocidas son la Acupuntura,
Homeopatía y Medicina naturista. Son las técnicas que más se
utilizan en el mundo entero y las que más estudios científicos
tienen (existe por ejemplo un Documento de actualización de las evidencias científicas en homeopatía). Por eso son las más
conocidas y las que más se trabajan.
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